Garantizar el sostenimiento de la vida en la Tierra

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Medidas internacionales

El éxito del Convenio depende de los esfuerzos concertados de los países del mundo. La responsabilidad de la aplicación del Convenio es de los países en particular y, en gran medida, su cumplimiento dependerá del interés fundamentado de cada uno de ellos y de la presión de otros países y de la opinión pública. El Convenio ha creado un foro mundial, hablando con propiedad, una serie de reuniones, en el que los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los académicos, el sector privado y otros grupos interesados o individuos intercambian ideas y comparan estrategias.

La autoridad última del Convenio es la Conferencia de las Partes (COP), constituida por todos los gobiernos (y organizaciones regionales de integración económica) que han ratificado el tratado. Este organismo rector examina los avances en virtud del Convenio, identifica nuevas prioridades y establece planes de trabajo para los miembros. La COP también introduce enmiendas al Convenio, crea organismos asesores de expertos, revisa los progresos en la presentación de informes por parte de los países miembros y colabora con otras organizaciones y acuerdos internacionales.

La Conferencia de Partes puede basarse en los conocimientos y apoyo de varios organismos establecidos por el Convenio:

  1. El Órgano subsidiario de asesoramiento científico, técnico y tecnológico (OSACTT). El OSACTT es un comité compuesto por expertos de los gobiernos miembros que son competentes en esferas pertinentes. Su función es crucial en tanto realiza recomendaciones sobre temas científicos y técnicos a la COP.
  2. El mecanismo de facilitación Esta red basada en Internet promueve la cooperación científica y técnica y el intercambio de información.
  3. La Secretaría. Con sede en Montreal, mantiene vínculos con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Sus funciones principales son organizar las reuniones, redactar los borradores de documentos, prestar asistencia a los gobiernos miembros para la aplicación del programa de trabajo, coordinar con otras organizaciones internacionales y recopilar y difundir la información. Por otra parte, la COP establece comités o mecanismos especiales cuando lo considera adecuado. Por ejemplo, creó un Grupo de Trabajo sobre seguridad de la biotecnología, que celebró reuniones entre 1996 y 1999 y un Grupo de Trabajo sobre el conocimiento de las comunidades indígenas y locales.

Programas temáticos y cuestiones intersectoriales

Los miembros del Convenio habitualmente intercambian ideas sobre las mejores prácticas y políticas para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica con un enfoque por ecosistema. Se interesan por cómo enfrentar las preocupaciones relativas a la diversidad biológica durante la planificación del desarrollo, cómo promover la cooperación transfronteriza y cómo comprometer a los pueblos indígenas y las comunidades locales en la gestión del ecosistema. La Conferencia de las Partes ha lanzado una serie de programas temáticos que abarcan la diversidad biológica de las aguas interiores, los bosques, las regiones marinas y costeras, las tierras secas y las tierras agrícolas. También se abordan cuestiones intersectoriales en temas como el control de las especies invasivas exóticas, fortaleciendo la capacidad de los países miembros en taxonomía y en la elaboración de indicadores de pérdida de la diversidad biológica.

Apoyo financiero y técnico

Cuando se adoptó el Convenio, los países en desarrollo pusieron el acento en que su capacidad para tomar medidas nacionales para lograr beneficios en relación con la diversidad biológica mundial dependería de la asistencia financiera y técnica. Así, el apoyo bilateral y multilateral para la creación de capacidad y para la inversión en proyectos y programas es esencial para que los países en desarrollo puedan lograr los objetivos del Convenio.

Las actividades de los países en desarrollo relacionadas con el Convenio pueden optar por el apoyo del mecanismo financiero del Convenio: el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). Los proyectos del FMAM, apoyados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial, ayudan a forjar la cooperación internacional y a financiar medidas para hacer frente a cuatro amenazas cruciales para el medio ambiente mundial: la pérdida de diversidad biológica, el cambio climático, el agotamiento de la capa de ozono y la degradación de las aguas internacionales. A fines de 1999, el FMAM había contribuido con aproximadamente mil millones de dólares para proyectos relativos a la diversidad biológica en más de 120 países.

El Protocolo sobre Seguridad de la Biotecnología

Desde que se domesticaron los primeros cultivos y animales de granja, hemos alterado su composición genética a través de la cría selectiva y la fertilización cruzada. Como resultado se obtuvo una mayor productividad agrícola y mejoró la alimentación de los seres humanos.

En los últimos años, los avances en las técnicas de la biotecnología nos han permitido cruzar la barrera de las especies al transferir genes de una especie a otra. Actualmente, tenemos plantas transgénicas, como los tomates y las fresas, que se han modificado utilizando un gen de un pez de aguas frías para proteger a las plantas del frío. Algunas variedades de papa y maíz recibieron genes de una bacteria que permite que produzcan su propio insecticida y de este modo se reduce la necesidad de fumigar con insecticidas químicos. Otras plantas se han modificado para que toleren herbicidas fumigados para combatir las malezas. Los organismos vivos modificados (a veces se los conoce como organismos genéticamente modificados) integran cada vez más productos, entre los que se encuentran alimentos y adivitivos alimentarios, bebidas, medicamentos, pegamentos y combustibles. La industria de los organismos vivos modificados agrícolas y farmacéuticos es multimillonaria.

La biotecnología se ha potenciado como una mejor manera de hacer crecer los cultivos y de producir medicamentos, pero han surgido preocupaciones relativas a sus potenciales efectos secundarios sobre la salud humana y el medio ambiente, que comprenden riesgos para la diversidad biológica. En algunos países, los productos agrícolas genéticamente modificados se han vendido sin un gran debate al respecto, en tanto que en otros hubo bulliciosas protestas contra su uso, especialmente cuando se los vendía sin identificarlos como genéticamente modificados.

En respuesta a estas preocupaciones, los gobiernos negociaron un acuerdo complementario al Convenio para hacer frente a los riesgos potenciales que plantean el comercio transfronterizo y las liberaciones accidentales de los organismos vivos modificados. El Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología se adoptó en enero de 2000. Este permite que los gobiernos indiquen si están dispuestos o no a aceptar la importación de productos agrícolas que incluyan organismos vivos modificados mediante la comunicación de su decisión a la comunidad mundial a través del Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología, un mecanismo establecido para facilitar el intercambio de información y de experiencias relativas a los organismos vivos modificados. Además, los productos agrícolas que puedan contener organismos vivos modificados deben indicar claramente esta característica cuando se los exporta.

Procedimientos más estrictos de acuerdo fundamentado previo se aplicarán a las semillas, los peces y otros organismos vivos modificados que se introduzcan de manera intencional en el medio ambiente. En estos casos, el exportador debe presentar información detallada a cada país importador con antelación al primer embarque y el importador recién entonces lo autoriza. Esto se realiza con el objetivo de que los países receptores tengan tanto la oportunidad como la capacidad para evaluar los riesgos que pueden conllevar los productos de la biotecnología moderna. El Protocolo entrará en vigor después de que haya sido ratificado por 50 gobiernos.

Distribución de los beneficios de los recursos genéticos

Una parte importante del debate sobre la diversidad biológica refiere al acceso a los beneficios que surgen de la comercialización (u otros usos) de material genético, como los productos farmacéuticos así como también a la distribución de dichos beneficios. La mayor parte de la diversidad biológica mundial se halla en los países en desarrollo, que la consideran un recurso para activar su desarrollo económico y social. Históricamente, los recursos fitogenéticos se recogían para comercializarlos fuera de su región de origen o como insumos para la mejora vegetal. Algunos prospectores biológicos han buscado sustancias naturales para desarrollar nuevos productos comerciales, como los medicamentos. Frecuentemente, los productos se venden y están protegidos por patentes u otros derechos de propiedad intelectual, sin que los países de origen obtengan ningún beneficio equitativo.

El tratado reconoce la soberanía nacional sobre todos los recursos genéticos y estipula que el acceso a los recursos biológicos valiosos se realice en "términos mutuamente acordados" y sujetos a un "consentimiento fundamentado previo" del país de origen. Cuando un microorganismo, una planta o un animal se usan para una aplicación comercial, el país del que provengan tiene derecho a algún beneficio. Este puede ser de varios tipos: monetario, muestras de lo que se ha recolectado, la participación de investigadores del país o su capacitación, la transferencia de equipamiento y conocimientos sobre biotecnología, y la participación de los beneficios del uso de los recursos.

El trabajo en pos de que este concepto se convierta en realidad se ha iniciado y ya existen ejemplos de acuerdos de distribución de beneficios. Al menos una docena de países establecieron controles sobre el acceso a sus recursos genéticos y una cantidad igual está elaborando controles de este tipo. Entre los ejemplos podemos citar:

  1. En 1995, Filipinas exigió que los prospectores biológicos obtuvieran un "consentimiento fundamentado previo" tanto del gobierno como de los pobladores locales.
  2. El Instituto Nacional de Bioseguridad (INBIO) de Costa Rica firmó un acuerdo histórico de prospección biológica con una importante compañía de medicamentos para recibir fondos y distribuir los beneficios de los materiales biológicos que se comercialicen.
  3. Los países del Pacto Andino (Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela) han adoptado legislación y medidas para reglamentar el acceso a sus recursos genéticos. Se exige que el prospector biológico cumpla con ciertas condiciones, como la presentación de muestras duplicadas de los recursos genéticos recolectados a una institución designada; la inclusión de una institución nacional en la recolección de los recursos genéticos; el intercambio de la información existente; el intercambio de los resultados de las investigaciones con la autoridad nacional competente; la asistencia en el fortalecimiento de las capacidades institucionales y la distribución de financiamiento específico o beneficios relacionados con estos recursos genéticos.

El Convenio permitió que los países se reunieran para elaborar políticas comunes sobre estos temas.

Conocimientos tradicionales

El Convenio también reconoce que las comunidades autóctonas y locales mantienen una dependencia estrecha y tradicional con los recursos biológicos y que es preciso asegurar su participación en los beneficios que surjan del uso de sus conocimientos y prácticas tradicionales relacionadas con la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica. Los gobiernos miembros se han comprometido a "respetar, preservar y mantener" dichos conocimientos y prácticas, para promover una aplicación más amplia de ellos, con la aprobación y la participación de las comunidades afectadas y a alentar la distribución equitativa de los beneficios derivados de su utilización.